Si está leyendo este post es porque seguramente habrá oído hablar del gas radón y de sus peligros, veamos de que se trata:
El radón es un gas radioactivo que emana del suelo, el principal problema viene cuando se inhala: las partículas radioactivas se adhieren al tejido pulmonar, llegando a producir cáncer en exposiciones prolongadas.
Hay zonas geográficas en las que, debido a su geología, es más probable encontrar edificios con niveles elevados de radón. El Consejo de Seguridad Nuclear clasifica todo el territorio nacional e identifica aquellas zonas en los que los edificios presentan concentraciones superiores a 300 Bq/m3 y se observa que el 10% supera este nivel.
Al aire libre, el radón se diluye rápidamente hasta alcanzar concentraciones muy bajas y no suele ser peligroso, pero en los espacios cerrados es más elevada, sobre todo en los lugares poco ventilados
Para evitar el radón procedente del subsuelo, en el proceso de construcción se puede instalar unas “barrera” previa a la capa de hormigón: se trata de instalar una capa de áridos de un espesor mínimo de 10 cm sobre el sustrato de tierra. En ella se coloca una membrana geotextil y a continuación una membrana de polietileno de 0,4 mm como mínimo (anti-Radón).
Con una ventilación muy grande, las atmósferas interior y exterior son prácticamente indistinguibles. Lo que quiere decir que una ventilación superior a la normal hará disminuir a la concentración del radón interior. La aireación natural se da en el recinto por el paso del aire a través de las aperturas (ventanas, puertas,…), por la acción del viento y por la diferencia de temperatura y presión existente entre el aire interior y exterior. Sin duda es el método más barato pero su rendimiento varía con las condiciones climáticas: es menos aplicable en los meses fríos del año, debido las molestias y los gastos de calefacción que implica.
También es posible instalar un sistema de aspiración bajo el forjado donde el aire cargado de radón es evacuado fuera del edificio.
Toda evacuación del aire cargado de radón debe hacerse a una gran distancia del edificio o a nivel del techo, para evitar que el radón entre de vuelta en el edificio.